domingo, 21 de abril de 2013

Un adiós sin despedida

Acabo de enterarme y estoy intentando asimilarlo, me resulta muy difícil entenderlo, comprenderlo; yo que comprendo todo, yo que asimilo, entiendo y para todo tengo cabida: no puede ser.
Te has ido y no nos diste la oportunidad de volver a verte. Es muy duro. Ahora que ya no estás no podremos recordar viejos tiempos, cuando jugábamos a ser nuestros personajes favoritos de series, todos los recreos que jugamos juntos, la cruz de mayo que hicimos, las risas que nos echábamos, la noticia de que te ibas, tu confesión, los últimos días, el hasta pronto, volver a encontrarnos un día y otro hasta pronto...que ha terminado convirtiéndose en un  velado adiós, en una inexistente despedida y en una repentina noticia que a nadie gusta y que hiere a quienes te queríamos.
Fuiste un gran amigo, una enorme persona y un chico estupendo; lo siento mucho, tú sabes el qué, lo siento de veras, espero que no guardases ningún mal recuerdo mío. Todos los recuerdos que tengo tuyos son alegres y así te recordaré siempre, como el amigo simpático, bromista, optimista y alegre que siempre fuiste.
Estoy segura de que Dios te necesitaba y ahora descansas en paz en un sitio tan bonito como tranquilo.
Siempre te recordaré.
Adiós, amigo, estés donde estés te mando muchísimos besos y un abrazo inmenso.